Lo hemos visto en las noticias: al calor de las contiendas electorales, todo se vale, todo se puede, ya nada nos extraña y, lo peor, no hay autoridad alguna que haga algo para remediar las evidentes violaciones a la ley electoral.
El número que ahore referiré a ustedes tiene que ver con el pleito desatado entre perredistas de distinto signo por el control de la valiosísima -en cuestión de votos, de clientelas, y de posibilidades futuras, que no de otra cosa- delegación Iztapalapa. En la votación interna de los perredés triunfó -por motivos que se desconocen- una ciudadana desconocida que responde al nombre de Silvia Oliva. No obstante, la alquimia de Bejarano y sus amigos hizo de las suyas para montar en la candidatura para la jefatura delegacional de Iztapalapa a la infausta Clara Brugada quien, no contenta con haber chupado del presupuesto -sin mostrar resultado alguno- en el régimen pejista, ahora se recicla y se lanza para contender por el estupendo negocio que representa ser jefa delegacional. Los perredés del bando A -porque aquí no hay buenos ni malos, todos son malísimos- protestaron, fueron al Tribunal Electoral del Distrito Federal y, más tarde que temprano, lograron revocar la nominación de Brugada, si bien su nombre se encuentra ya impreso en las boletas.
El Tribunal lo dijo con claridad: "se ordena que el PRD reponga a Oliva la candidatura." El partido, como es su costumbre, se lo pensó, se hizo el remolón, y no dijo nada porque, entre otras cosas, la dirigencia nacional, la que fue a quejarse, es del bando A, es decir, del bando que pide la restitución de Oliva; empero, la dirigencia local, a la que toca acatar el fallo, es del bando B, o sea, es dependiente directa del afamado "señor de las ligas" y, por tanto, está contentísima con que la inútil de Clara Brugada sea su candidata. Colofón: nadie ha movido un dedo para que la desconocida Silvia Oliva se lance a la campaña, con todo y que a ésta le quedan, a lo sumo, dos semanas: el Tribunal no aplica la ley, el IFE dice "no hay falta alguna que perseguir", y el IEDF, lacayo irredento del PRD, nada "de muertito" para que nadie note que es la autoridad que debe poner orden en el desastre perredista, que podríamos llamar "El Cochinero Contraataca."
Por si las cosas no fueran ya suficientemente malas, hace dos días, el martes 16, el Peje hizo acto de presencia en un mitin del PT y dejó a más de uno con la boca abierta. Por si desean ver textualmente lo expresado por tan singular personaje, el enlace se encuentra aquí, y la crónica les será relatada a continuación:
Parece un mitin cualquiera, de ésos que el PT arma escudándose en la figura de su mesías particular porque, de otro modo, nadie iría: no hay propuestas, los candidatos son un cúmulo de impresentables, y el partido realmente no ofrece nada, salvo atacar a la derecha sin pensar que el propio PT es una agrupación a la que, sólo tras sufrir un politraumatismo craneoencefálico severo, se podría calificar como "izquierda". Sin embargo, a raíz de la espantosa campaña publicitaria centrada en el "estaríamos mejor con", que prolijamente he destazado en una entrada previa, los bonos del partido en cuestión han subido; no en la medida en que lo querrían, pero al menos pintan.
Para regresar al mitin, se observan en él tres personas: el candidato por el PT a la jefatura delegacional, el Peje, y Clara Brugada. Quien lleva la voz cantante es, obviamente, el loco que vino del sur que, con su voz estentórea, enuncia: "el candidato que está aquí conmigo"... y hace una pausa para preguntarle cómo demonios es que se llama, porque ni idea tiene. El tipo, sin amoscarse, le dice su nombre, y el Peje prosigue: "Rafael Acosta, haga el compromiso de que, al ganar, porque, no se la va a creer, él no va a ganar. Por civismo, va a ganar por el movimiento, y va a ganar con Clara, que se entienda bien."
Vale hacer una pausa aquí y preguntar "¿es verdad lo que estoy escuchando?" Si se realiza un análisis tajante de lo dicho por un enloquecido López Obrador, es claro que él dice, en un inicio, que el candidato primeramente anónimo no va a ganar, a lo cual el pobre diablo, el candidato ninguneado, responde con una carcajada que queda a la libre interpretación de cada quien. No obstante, después le dice algo como "bueno, ganas pero no ganas, ganarás con Clara." Con Clara, evidentemente; con claridad, en absoluto; a las claras, está por verse. El remate es lo último dicho por el mesías del pantano que, en resumen, es una orden tajante a Marcelo: gana este baboso que no sé cómo se llama, ni me importa; como es baboso, renuncia; después, te mando decir -aunque se escuda en aquello de "el movimiento propondrá"- que nombres a Clara; me obedeces y le envías mi mandato a la Asamblea; ésta sigue mis órdenes y determina que la Brugada será la jefa delegacional sustituta. Fin de la alucinación.
No sé qué sea peor de todo lo visto. Por una parte, siguiendo su método tradicional, el Peje obliga al impresentable candidato a que, frente al mitin, se comprometa a renunciar después de que gane, como si tuviera alguna opción. En este caso, me pregunto: ¿para qué hacer una campaña con un tipo, si a final de cuentas no va a ganar? Es más, si el manejo en la ciudad es tan turbio, y todo lo decide el Peje, ¿para qué hacer elecciones en las delegaciones donde es posible que ganen los perredés, o los petés, o los convergentes? Mejor adoptamos el modelo cubano y elegimos listas de candidatos, todos del mismo color, y ya, nos quitamos de líos. Por si fuera poco, está el hecho de que el PT consume presupuesto para nombrar a sus candidatos, recibe dineros públicos para promoverlos y, al final, resulta que "siempre no", que el tipo, si gana, deberá entregarle el puesto obtenido a alguien por quien, evidentemente, la gente no votó. Cosas de la democracia amarilla, roja, o naranja.
Lo segundo peor es la actitud del tipejo: "sí, me comprometo porque me lo pide el presidente legítimo." De la buena nos salvamos cuando este pelmazo perdió la presidencia en 2006 porque, de otro modo, volveríamos a los viejos tiempos del PRI intransigente donde, por cualquier motivo, el presidente removía gobernadores y los reemplazaba por tipos que la gente no conocía, pero que eran fieles al dedo divino. Señor candidato sin nombre, de verdad, qué poco vale usted. Desde el momento en que dice "sí, me voy", pierde toda credibilidad, deja de contar como alguien serio y, de hecho, debería perder la posibilidad de realizar cualquier tipo de propaganda a su favor. ¿Para qué, si de cualquier manera no va a hacer nada, sino entregarle en bandeja la delegación a una distinguida militante del gang bejaranista? ¿Qué compromiso asume un tipo como éste? De servicio, evidentemente no, porque debería haberle dicho al Peje: "oye, para esas movidas ve a buscar al de Convergencia, a ver si él quiere, que yo no: yo compito para ganar yo, y servir yo a la gente que vote por mí." No obstante, como la gente vale un comino, y lo que importa es quedar bien con el enviado de los dioses, qué importa que la votación se convierta en una simulación absurda.
Me parece que, a pesar de lo mencionado, lo peor es lo que no dice el Peje, pero deja translucir, y que consiste en que Marcelo va a obedecerle, la Asamblea va a obedecerle, y se saldrá con la suya. Obviamente, deberá lidiar con el hecho de que la gente vota por colores, no por candidatos, y es muy posible que termine ganando el PRD, con lo que la jefa delegacional será Silvia Oliva y al Peje, a Clarita y al baboso se les hará nudo el hígado; incluso, de creer una fuente poco fiable, es posible que gane el candidato del PRI. Sea como sea, en ambos casos ya podremos esperar una nueva oleada de movilizaciones porque hubo fraude, la mafia les quitó la delegación, el compló del innombrable ha hecho de las suyas, y la derecha operó todo para ganar a la mala. Me pregunto si el loco de Macuspana tendrá en su cabeza algo sencillo, pero fundamental: el hecho de decirle a un sujeto "ganas, pero ganará la que yo quiero" constituye un acto fraudulento, es manipular la voluntad popular a favor de un proyecto unipersonal revestido de "proyecto de nación", es apostarle a la megalomanía y no a la libertad. De verdad me pregunto si el Peje verá que, con esta última jugada, termina de matar su ya moribunda imagen de "paladín de la democracia", y se convierte definitivamente en un dictador enfermo.
A todo esto, hay más servilismo, de ahí que sea éste multitudinario. Así, no sólo es servil el candidato impresentable; no sólo lo es la gente que sigue al Peje porque "estaría mejor con él", aun sin saber cómo; no sólo lo es Clara Brugada por pensar en llegar a un puesto que no le corresponde. Horas después de la "puntada" péjica, Marcelo comentó: "está en todo su derecho; creo que es plausible y nadie se lo prohíbe." Acabáramos. Entonces, para el jefe de gobierno, es derecho del Peje mover piezas, imponer jefes delegacionales, y dejar en claro que él, Marcelo, es su criado. Asimismo, no hay falta en que una persona de la sociedad civil -porque el buen López no es sino eso- se meta a hacer política, lo cual está vedado para el resto de los mexicanos sin partido; tampoco está mal que se sugiera que la Asamblea carece de autonomía, y se halla sometida a los designios de un loco y de su fiel lacayo. Bonito gobierno es entonces el de la ciudad. ¿Adónde pretende llegar Marcelo con todo esto? Se ignora porque, al paso que vamos, la candidatura de la mancuerna PT - Convergencia, si es que logran salvar el registro, será para el de Macuspana, ni duda cabe, mientras que la del PRD puede ser para Chucho, para Juan Ramón, para Amalia, o para alguien que no sea tan claramente servil. ¿Y Marcelo? Pues deberá irse, con todo y su chinito de Supermán, a donde todos adivinamos.
¿Hay más? ¡Claro! ¿Quién es el mayor afectado en este caso? Podría pensarse que el pobre diablo que cederá su lugar a Clara Brugada; sin embargo, como marcha al sacrificio sin oponerse, es notorio que nada le afecta e, incluso, es posible que el mesías le reserve algun tipo de premio por su "entrega", el cual pudiera tener varios ceros a la derecha. Pero no, no es él el afectado: el afectado es el PRD, víctima de los manejos escasamente aseados de quien, en su momento, fue su principal arma. Ahora bien, ¿qué es lo que ha dicho el partido a todo esto? Mucho, y nada. En una conferencia de prensa, Jesús Ortega dijo que lo hecho era traición, que estaba mal, que no se podía hacer eso. Por supuesto, ni quién lo dude; sin embargo, en ningún momento dice "ah, López Peje, nos la vas a pagar"; por el contrario, todo queda en el sobreentendido, en la más absoluta cobardía, en no llamar al traidor por su nombre y exhibirlo de una vez ante la militancia. Los estatutos del PRD son claros: si algún miembro hace propaganda por otro partido, ¡para afuera! No es el caso del Peje quien, por si fuera poco, ha dicho hoy mismo que no se va, cuando la cuestión debería cifrarse en a qué hora lo "van", no en si decide irse o permanecer.
Así es esto de la democracia amarilla. A propósito de la conferencia de prensa de Chuchito, todavía hay quienes defienden al Peje y le dicen de todo al líder del PRD, ante lo cual me pregunto ¿cómo defienden la actitud del primero? Evidentemente no lo hacen, porque es indefendible, y se limitan a llamar "rastrero", cuando menos, a Ortega, sólo porque él intenta mover al partido por los rumbos de la negociación, no de la intransigencia péjica. El ataque es a Chucho por "traidor", "entreguista", "pelele", y cositas por el estilo, ideas todas que, en ningún momento, aluden a la actitud inconcebible del mesías. La retórica chafa, como se sabe, tiene mil argucias bajo la manga. Baratas, claro está, y que no soportan la mínima contraargumentación, pero mil, a fin de cuentas.
Me queda en la mente una afirmación tajante: para aquéllos que niegan la existencia de la posmodernidad, los hechos están a la vista. Si el Peje y sus seguidores incondicionales se llaman "de izquierda", atacan al partido político que ha permitido a su adalid posicionarse donde está, y defienden las arbitrariedades de un autodenominado "demócrata", ¡claro que la posmodernidad existe! ¡El autor ha muerto, los metarrelatos con él, viva el lector!