4.6.09

El primer paso.

Después de la muerte del narcomenudista, acaecida en la puerta de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM hace dos días, el Consejo Técnico de la institución dio a conocer ayer un comunicado que, a renglón cerrado, hacía uso del conocido lugar común "haremos", "vigilaremos", "tendremos que hacer", y cosas que sonaban a nada. Hoy, para fortuna de todos, resultó que sí, que sí se ha hecho algo, y que ese "algo" es el primer paso al que aludía yo en la entrada que a ésta precede.

Hoy, al arribar a mi trabajo, no vi puesteros, no vi vendedores de nada -libros, películas, monitos, ropa...-, no vi siquiera a los infaltables ambulantes que, montados en bicicletas, reparten tacos de canasta por todo el campus universitario. En cambio, vi muchos cochecitos de Auxilio UNAM, muy monos todos, acomodados en el lugar en que deberían estar los vendedores. Obviamente, mi júbilo fue mayúsculo, si bien se vio empañado por el hecho de que, desde el auditorio, y al interior mismo de la facultad, comenzaban las protestas por el hecho.

Antes de reseñar las protestas, vale la pena insertar aquí un apunte: tanto aparato para retirar a unos vendedores, ¿era necesario? Al parecer, sí; el problema que aparece en el horizonte estriba en que el dispositivo -como se da hoy en llamar- que resguarda los espacios no puede durar para siempre y, por tanto, imagino que los vendedores harán acopio de paciencia hasta que la autoridad se vaya y ellos, lentamente, en operación cucaracha, regresarán. Ojalá me equivoque, aunque la experiencia me dicta que lo mencionado es posible.

Ahora, las protestas. Al ingresar a la facultad observé, como es habitual cuando "algo" se mueve, el consabido grupo de gente apeñuscada en la zona conocida como "aeropuerto", y que no es sino el descanso de las escaleras. Al avanzar un poco más, comencé a oír una voz que, con un tono también muy conocido, propio de exaltado orador de barrio, reseñaba "la injusticia" de que eran víctimas los vendedores, "el atropello que se cometía contra la gente pobre" y, por último, "la ilegalidad" con la que actuaba la autoridad al quitarlos. La oradora, de quien me ocuparé en unos instantes, terminó diciendo que, si se quitaban esas fuentes de trabajo, el gobierno debía entonces mantener a los desplazados, darles todo gratuitamente y compensar su injusta existencia. Al mismo tiempo, exigía a las autoridades -a la Junta de Gobierno y a la Dirección de Patrimonio Universitario, ni más ni menos- que le explicaran por qué habían quitado a los vendedores, por qué los atropellaban, por qué nadie daba la cara, aun reconociendo que la directora había hecho acto de presencia en la operación. Total, un galimatías populista, pseudo rojo, de ésos que bien conocemos; a su lado, un vendedor de libros piratas, para más señas uruguayo o argentino, asentía con gravedad y ponía cara de circunstancias.

¿Qué clase de protesta es ésta? ¿Ilegalidad dices? Vaya, hombre, pues entonces ha de ser muy legal vender piratería en todas sus formas, productos de contrabando, y lo que se guste y mande, por supuesto, sin pagar un centavo de impuestos. Valiente legalidad. Oh, claro: también, en el río revuelto, vale defender a los vendedores de droga que se han quedado sin trabajo. Pobrecitos. Definitivamente, el Peje tiene la razón: la inseguridad se combate con empleo, así sea vendiendo pastito vacilador; de otro modo, ya se ha visto, la inseguridad crece y, en una de tantas, los narcomenudistas se asesinan unos a otros.

Ahora, daré paso a describirles a quien, en el tono referido, decía lo ya comentado. Hace un par de semestres, al hacerme cargo de una materia de siglo XX, ingresó a mi grupo la que, por mucho, es la peor -valdría ponerlo en mayúsculas, aunque lo omito por quedar un poco mal- alumna que he tenido en todos mis años como docente. La sujeta asistía cuando quería y, en tales ocasiones, su expresión era de total apatía, hartazgo, desinterés, aburrimiento; éste, en ocasiones, terminaba por vencerla, y la alumna se dormía con la boca descomunalmente abierta, sin pena alguna. En las contadas ocasiones en que se animaba a opinar, su verborrea era un amasijo de incongruencias, anacronismos, lugares comunes, y estupideces de similar talante. Si de entregar trabajos escritos se trataba, mejor ni comentarlo: de tres palabras escritas, había una falta de ortografía en al menos una, cuando no en las tres. El colmo fue que la sujeta terminó sintiendo una especial aversión por mí el día en que, al pedirme que la dejara entregar sus trabajos fuera de tiempo -alrededor de tres meses después de la fecha acordada- le dije que con gusto, pero que la calificaría sobre seis, no sobre diez, en atención a su tardanza. La tipa me miró con odio reconcentrado y preguntó "¿sobre seis?" Al repetirle que sí, que la justicia para con el resto de sus compañeros dictaba que no había de otra, chasqueó la boca y se marchó furibunda.

Ahora bien, la pregunta del millón: ¿quién imaginan ustedes, amables lectores, que era la oradora de la protesta mencionada párrafos atrás? Ni más, ni menos: una sujeta que no sabe hablar, que no sabe escribir, y que no estudia, se asume ahora como portavoz de los desposeídos e inocentes vendedores. Mucho me gustaría ver su tira de materias y su avance de créditos, para tener armas en la mano con las cuales preguntarle "oye, ¿y tú a qué diablos vienes aquí?" A estudiar no va, eso es seguro; ¿ésa es la gente que "toma consciencia", que se cree "universitaria", que lucha por la "legalidad"? Pues ya vamos listos. Lo primero a cuestionar sería su permanencia en la universidad, y luego su defensa de los fósiles, parásitos e invasores que han ocupado nuestros espacios. Gente de tal calaña es la que, hoy mismo, tuvo el descaro de colgar dos inmensos papeles afuera del auditorio, en protesta por el desalojo de vendedores, y también como queja porque el Consejo Universitario ha solicitado a la Procuraduría que ingrese al auditorio y atrape a los que estén en posesión de droga. Ellos, que sí tienen droga -en macetas-, protestan porque se violaría la "autonomía universitaria" que, como ya he señalado, no se refiere a zarandajas extraterritoriales ni mucho menos, pero que en tal caso habrían destruido ellos primero al permitir que numerosas organizaciones no universitarias se hicieran con el control del auditorio; ellos, que nos han despojado de un espacio común, exigen -ajá, tal cual- que no se meta nadie en los espacios "liberados" y "autogestivos". ¿Reímos, o lloramos?

Por lo pronto, el primer paso está dado. Veremos hasta dónde llega y, sobre todo, qué se le ocurre a los vagos, parásitos, invasores y, sobre todo, violentos, para oponerse a lo que se viene. Ya comenzaron a lanzar consignas contra la "represión", contra "los ataques de la autoridad"; sin embargo, si la comunidad de la facultad se asume como tal y actúa en conjunto, creo que podremos recuperar nuestros espacios y tornarlos, como decía el comunicado del Consejo, en sitios dignos para la vida académica.

12 comentarios:

Regoleta dijo...

El miércoles leí el post anterior y ayer que llegué a la universidad, lo primero que pensé fue "qué rápido le hicieron caso a Alfredo".

A mi, la verdad, me entristece lo que está pasando. Son estos momentos en donde se ven las contradicciones de la realidad y lo que "debiera ser" y a veces lo que debe ser no debiera ser.

Yo también escuché la arenga (pero no te ví) y lo que más me conmovió es que muchos de ellos tienen ese trabajo informal como entrada de ingresos.

Creo que el narcomenudeo estará con o sin vendedores ambulantes (eso lo aprendes desde la secudnaria cuando tus propios compañeros son los que te venden), por lo que esta medida de desalojo no funcionará para evitar futuras manifestaciones de violencia.

Qué te digo, a mí no me molesta que esté el tianguis afuera, aunque digan que dá mal aspecto a la universidad o que son actividades que no son propias del lugar, etc.
En lo que sí estoy de acuerdo es en el desalojo del Che, pues esas son instalaciones universitarias que, como bien señalas, de universitario sólo tienen el nombre y la ubicación, pues los universitarios no tenemos acceso a él...

No sé que pasará pero no creo que se pongan muy lindas las cosas.

Alfredo R. I. dijo...

El problema es que, en mi opinión, no puedes asumir a la ilegalidad como medio de vida. Vender piratería no está bien; que te pirateen -ya me ha pasado, por ahí alguien comenzó a vender uno de mis libros- se siente horrible, de verdad lo sientes en el bolsillo y piensas "yo me maté para hacer esto, y ahora viene un hijo de tal que se mete dinero a mis costillas sin haber hecho nada más que ingeniárselas para copiarlo" Es penoso, y es donde pongo énfasis.

Luego está el asunto de los impuestos: toda la economía informal los evade, al menos los directos, mientras que quienes sí pagamos debemos cubrirlos porque no hay modo de sacarles un peso. No me parece justo en absoluto.

¿Qué pasa con la economía informal? Mi hipótesis es que la gente que ingresa en ella, o no tiene de otra -que son los menos-, o es gente cómoda que no se habitúa a un trabajo forma- que son los más-, o tampoco siente que le alcance lo que se paga en el medio formal -que son muchos más-. Lo que no se puede decir es que "no hay trabajo": claro que lo hay, pero los informales no se convencen de que sea bueno.

A mí no me dan pena, y sí me molestaba el tianguis porque, en primera, eso es una universidad, no una plaza popular; segundo, se vende piratería; tercero, el tianguis está cobijado por los tipejos del auditorio. Todo es parte de todo. Ahora, con una parte del problema eliminada, veremos cómo le hacemos para ir mejorando todo.

Saludos para ti, muchas gracias por los comentarios.

Anónimo dijo...

Una lástima que haya gente como tu, Alfredo. Sobretodo porque siendo la Fac de Filosofía y Letras emitas opiniones que no son mas que lugares comunes.

Hablas de ilegalidad, de la pirateria y emites una condena moral. Sin embargo pareciese que habla algún panista reprimido. Que pena que no hayas podido resolver tus traumas.

El tono de tus comentarios dejan ver llana y simplemente que eres una persona acrítica, con tintes fascistas.

Es increible que con tal in-capacidad de reflexiones serias seas docente.

Alfredo R. I. dijo...

Lo que es increíble, "Anónimo", es que aún se asuma al criticismo como una forma de expresión teñida de un color determinado. Eso sí que es lamentable, al igual que la imposibilidad de leer mi opinión como algo dado desde el espacio en el que me desenvuelvo. Oh, por supuesto, también es lamentable dejar opiniones carentes de fundamento al amparo de un anonimato. Éste, en última instancia, sería tolerable; lo que no es la acusación de "fascista", "acrítico" y, sobre todo, de "propalador de lugares comunes", que por más que busco en mi escrito, honestamente no encuentro.

Sea, éste es un espacio que, deliberadamente, he dejado abierto a la opinión de cualquiera. Por tanto, se haya expuesto a recibir este tipo de "simpáticos" comentarios.

En cuanto a la incapacidad para reflexionar, me quedo con lo que he ya dicho: parece que la capacidad, o su ausencia, se miden por la concordancia con determinadas posturas. Me pregunto si mis alumnos pensarán que la reflexión y el análisis no se me dan. Realmente me intriga. A menos, claro, que lo mismo haya cambiado de significado.

Alfredo R. I. dijo...

Seré curioso,a propósito de lo que expones en tu comentario, "Anónimo": ¿de dónde sacas que soy un "panista reprimido", y que eso es un trauma no resuelto? Soy panista, punto, ni reprimido ni traumado.

Digo, por si hacía falta aclarar.

Anónimo dijo...

Panista... Con razón...

" El resultado es el conservadurismo, el miedo a la libertad, una mentalidad reaccionaria.
La inhibición sexual refuerza la reacción política no sólo por medio del proceso descrito
más arriba haciendo pasivo y apolítico el individuo integrado en la masa, sino que crea en
la estructura del hombre una fuerza secundaria, un interés artificial que sostienen por su
parte el orden autoritario de modo activo. Puesto que la sexualidad, a la que el proceso de
inhibición niega las satisfacciones naturales, se vuelve a toda clase de satisfacciones
complementarias. De este modo la agresividad natural se transforma en sadismo brutal,
sadismo que es una de las bases esenciales, desde el punto de vista de la psicología de
masas, de las guerras que los intereses imperialistas organizan." W.Reich, Psicología de masas del fascismo.

Alfredo R. I. dijo...

Ay, Anónimo, ahora sí que me has hecho reír, comenzando porque después de la maestría en psicoanálisis que tomé como oyente, quedé un poco saturado de los conceptos que insertas -bueno, no por ti mismo-, y segundo, porque Reich es una completa vacilada. Incluso Adler y Jung se salvaron un poquito más de las críticas feroces que les lanzó Freud. Pero Reich...

Sin tanta teoría -ajena, que no tuya-, te lo dejo así: el día que se demuestre que la izquierda es "progresista" -lo cual equivaldría a situar al progreso en un punto concreto y, por tanto, implicaría afiliarnos al evolucionismo unilineal-, esa misma izquierda obstruccionista, retardataria y contestataria porque sí, repito, el día que eso se pruebe, me lo pensaré en serio.

La otra, que es concomitante: si logras probar que la reacción -que no es sinónimo de conservadurismo, ni de fascismo- se relaciona indisolublemente con las inhibiciones sexuales, con el "miedo a la libertad" -uy, sí, con lo libres que son los borregos que apoyan a la pseudo izquierda-, y con el "sadismo brutal", ese día te vuelves millonario. Habrás de intentarlo, aunque pon ojo, porque Reich terminó en el bote, a un paso de la casa de la risa.

Me pregunto qué sigue en tu arsenal. ¿Jung? Mejor aún, ¿Horkheimer?

Anónimo dijo...

Ay! El bote, la carcel! Casa de la risa. Provocas nausea.

Pequeño hombrecito. Seguro tus comentarios fascistoides y retrogradas de pacotilla logran hacer reflexiones profundas y rigurosas como los autores que "de izquierda" desprecias. Solo falta que lances loas al Führer. Total... si citas a panistas como Creel, que se puede esperar de ti. Pequeño hombrecito egolatra y pseudointelectual.

Alfredo R. I. dijo...

Esto comienza a ponerse pesado. Primero, porque das la vuelta a mis argumentos sin responderlos; segundo, porque dices que hago lo que no hago -y ese tipo de retórica es la peor- y que cito a quien no cito, cuando el que cita eres tú; tercero, porque has pasado el límite de lo razonable y, por motivos que sospecho pero que no haré públicos, dejas de lado las ideas para pasar a los insultos. Vaya, valiente estrategia del anónimo izquierdista.

La última: si te pudre el hígado venir a leer comentarios "fascistoides" -que no lo son, pero cada quien lee como puede-, "ridículos", y de "pseudo intelectual", ¿a qué demonios vienes? ¿A dejar constancia de tu pésima ortografía, tu cerrazón de miras, tu incapacidad para analizar y, peor aún, tu imposibilidad para mantener una conversación en el rango de las ideas? Vaya, pues bien podemos estarnos sin esto.

Queda esto como constancia, como señal de que me he mantenido en un debate con alguien a quien, evidentemente, se le da más copiar a otros y hacer uso de lugares comunes -no vienen al caso las palabras "fascistoide", "pequeño hombrecito" -que es un pleonasmo-, "el Führer"- y demás desatinos vertidos desde el anonimato cobarde. Lo intenté, repito, como intento siempre dialogar con mis amigos zurdos, que tengo, y bastantes. Sin embargo, se nota que ellos tienen cerebro para discutir, y no hacen lo propio con los estómagos.

Unknown dijo...

Por cierto, va una historia de la vida real. Mi cuate Luis, a quien le tocó ver el 68 (era estudiante de primer año en la Facultad de Medicina) cuenta lo que pasó cuando los estudiantes "ganaron" la autogestión para la Facultad: el primer mes repartieron las tareas administrativas y de mantenimiento; el segundo, nadie hizo nada de lo que le tocaba; el tercero fueron a pedirle al director que les hiciera el favor de regresar a su oficina.
Claro que se puede decir que la larga vida de la ocupación es señal de su éxito, pero basta echar un ojito al estado (y al discrecional funcionamiento) de las instalaciones privatizadas (la "galería", los cubículos y, sobre todo, el auditorio principal) para darse cuenta que la autogestión no ha servido más que para deteriorar y sub utilizar los bienes de la universidad. Ah, y no olvidemos que luz y agua han ido por cuenta, todo este tiempo, del presupuesto universitario.

Alfredo R. I. dijo...

Con respecto a lo que comentas, creo que sería de suma importancia clarificar a qué se refieren los ocupantes del auditorio con "autogestión", dado que el concepto, en el modo en que lo emplean, tiene poco que ver con el mismo término según el vocabulario anarquista que, a simple vista, parecería cobijarlo.

Sin entrar demasiado en el análisis de la palabra, resulta claro que el espacio no es autogestivo en tanto intervienen en él distintas dosis de autoridad externa, desde la rectoría que financia una parte hasta el presupuesto federal que permite su funcionamiento. Lo que parece suceder es que la "anarquía", como la entienden esto sujetos, tiene mucho que ver con el clásico "haz lo que te venga en gana, sáltate a la autoridad, rompe con el orden", y no con la congna clave del anarquismo: el logro del bien común a partir de la asunción de las responsabilidades propias. ¿Qué de anarquista tiene un tipo que le vende droga a otros? ¿Y el que le cobra a diez puesteros por permitirles guardar sus triques? ¿Y el que organiza fiestas en las que cobra el ingreso? ¿Y el que tiene un comedor donde cobra la comida? ¿Y el que ejerce poder para conservar el espacio, organizar a los sujetos, e impedir el libre acceso de quienes no son afines a su grupo?

Por eso me dan náusea estos tipos, que tienen de "libertarios" -como muchos otros que así se anuncian- lo que yo tengo de escandinavo, o de astrofísico.

J.T. Liljehult dijo...

Me mató de la risa eso del pasto vacilador. ja ja ja ja ja . Saludos