10.11.09

Democracia sindical

Estimados lectores:

Como se anunció en este espacio el día de ayer, mañana miércoles tendrá lugar un paro de labores en la Universidad Nacional para apoyar la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas. De forma harto patética, quienes nos oponemos a tal ridiculez no logramos unificar nuestras voces para exteriorizar nuestro rechazo a la medida... vaya, ni siquiera pudimos ponernos de acuerdo para expresar lo que queremos pero, en nuestro descargo, diré que tampoco tuvimos espacio alguno para hacernos oír. Por tanto, la votación se realizó en el lugar señalado -el auditorio Justo Sierra-, y en ella participaron quienes pueden entrar al sitio de referencia sin sentirse amenazados, y sin que su sentido del orden, la limpieza y la estética resultaran ofendidos dadas las deplorables condiciones en que se encuentra el inmueble.

Tengo en mis manos una circular emitida por el sindicato universitario, donde quedan de manifiesto los muy democráticos ideales que practica el moderno corporativismo mexicano, muestra palpable de la forma en que se toman las decisiones al interior de tales organismos y del modo en que los mismos se basan en políticas de hechos consumados. La hojita, fechada el día 9 de noviembre, se titula "Huelga parcial del STUNAM de 12 horas en apoyo al SME y por la solución a las demandas internas". ¿Cómo dijo? ¿"Huelga parcial"? ¿Qué demonios es una huelga parcial? ¿Paran unos y los otros siguen trabajando? Pues no, señor, en este caso paran unos y todos nos vamos al demonio, queramos o no trabajar, amén de que el estallido de una huelga requiere seguir una serie concreta de pasos para tener efectos legales y evitar que el patrón eche a la calle a los trabajadores por abandono de puestos o faltas injustificadas. ¿Qué es entonces una "huelga parcial"? Nada, un eufemismo para decir "no vamos a trabajar, ¿y qué, y qué?" El otro error es menor, pero nos demuestra el nivel intelectual de nuestros ínclitos sindicalistas: "por la solución a las demandas internas". En todo caso, sería la solución de -no a- las exigencias -no demandas, que es una espantosa traducción del inglés-, pero háganlo ustedes entender a estos mentecatos.

En su primer párrafo, a la letra, el texto reza: "Por acuerdo unánime de nuestro Consejo General de Representantes, el STUNAM realizará el próximo 11 de noviembre una huelga general -¿no era parcial?- de 12 horas en la UNAM, en solidaridad con la lucha de los trabajadores agrupados en el hermano -¡oh, qué fraterno suena esto!- Sindicato Mexicano de Electricistas, así como en contra de los recortes presupuestales a la educación, la ciencia y la cultura, de la imposición de pagos excesivos de impuestos y por el respeto a la materia de trabajo de los empleados de base de la UNAM que viene siendo usurpada por gente de confianza -¿la UNAM o la materia de trabajo?-".

Hasta aquí el galimatías. Lo que se deja ver es que, para dar un mayor peso al simple acto solidario -que en sí es una tontería, un acto vacío al que se pretende dotar de elementos nacionalistas, patrióticos, solidarios y obreristas-, se integran al discurso aquellos elementos de protesta que serían naturales para un sindicato universitario, como son la usurpación de plazas y el recorte presupuestal. Sin embargo, ambos puntos son un camelo dado que, por un lado, la gente de confianza no le usurpa plazas a los sindicalistas, sino que las mismas son ocupadas por gente externa en el momento en que nadie del STUNAM tiene las calificaciones necesarias para hacerse con un trabajo determinado. Así, por citar un caso que conozco de primera mano, una plaza de secretaria bilingüe inglés - español estuvo vacía durante dos años porque las secres sindicalizadas con trabajos escriben en castellano, y eso, con mala ortografía. ¿Cómo querían una plaza donde se requiere parlar en inglés? Lógicamente, el trabajo debió anunciarse al exterior, y ahí fue ocupado por alguien que, tras realizar una serie larga de exámenes, demostró que tenía los conocimientos y la capacidad para integrarse a la planta laboral de la institución. En el segundo caso, lo dicho: el problema de la universidad no es que sobre o falte dinero, sino que el mismo se emplee de forma inteligente.

El resto de la hoja prosigue, en un tono por demás desapasionado, con la enunciación de lo que se hará y lo que se espera obtener, o sea, la solución de las exigencias sindicales. El cierre del texto, dado su interés, será reproducido a continuación: "¡Solidaridad amplia con los electricistas afiliados al SME! ¡No a los recortes presupuestales a la educación! ¡Solución a nuestra problemática laboral interna! ¡Solución a las demandas de los trabajadores del Colegio de Bachilleres! [...] A partir del martes 10 de noviembre los trabajadores de base en urnas refrendaremos la propuesta de huelga parcial de 12 horas".

¿Los trabajadores del Colegio de Bachilleres? ¿A qué vienen aquí a cuento? ¿Por qué se integran elementos extraños al discurso? ¿Sólo por agrandarlo? Así parece. Me recuerda cuando, en medio de la anterior lucha para elegir dirigente en el STUNAM, algunos alucinados terminaban sus consabidas listas de promesas -mejoras salariales, ampliación de puestos de base, homologación de tabuladores- con la ridiculez aquélla de "no al desafuero" del Peje. Así, en su intento por ganar adeptos a una causa determinada, los sujetos en cuestión perdían de vista su objetivo principal y metían en el costal todo aquello que sonara a lucha social, de modo que se viera el color de su playera y se supiera, de una vez por todas, a qué atenerse.

Sin embargo, tal no es lo peor del párrafo. Primero, al haber sido redactado sin comas, la lectura de las últimas propuestas se presta a realizar una chunga mayúscula, porque ¿quiénes son "los trabajadores de base en urnas"? ¿Son acaso los nuevos exponentes de aquel infame experimento denominado "gato bonsai", sólo que ahora se hace con sindicalistas? Eso sí sería motivo de protesta; sin embargo, creo que, para dar más peso a la votación, se hará sufragar a alguno que otro muerto, cuyas cenizas apoyarán a la noble causa del SME desde las urnas en que se encuentran. Después de ello viene lo que es, desde mi punto de vista, el colmo de las abominaciones: como se ha mencionado, la hoja está fechada el día 9 de noviembre, y anuncia la realización de un paro el día 11. ¿Cómo es que, entonces, las votaciones para dar peso a la propuesta se realizarán el día 10? ¿No deberían haber tenido lugar antes de que circulara la hoja? ¿No es todo esto una simulación imperdonable, un engaño mayúsculo, y una forma de poner presión a quienes, por sus muy particulares razones, hubieran querido votar en contra del paro?

No obstante lo mencionado, los líderes sindicales no son tontos; de otro modo, no podría uno explicarse cómo han permanecido en sus puestos a lo largo de los últimos veinte años sin dar golpe y, peor acaso, sin trabajar. Así, en medio de las juntas donde "democráticamente" se decidiría si la gente del STUNAM se sumaba al paro, el discurso siguió, más o menos, el siguiente rumbo: "Compañeros: hay que estar con el SME. Si no los apoyamos en el paro, el día de mañana nosotros también perderemos nuestros trabajos. La privatización del sector eléctrico está en marcha, y la de nuestra fuente de trabajo -la UNAM- es cosa de poco tiempo. Por tanto, hay que parar al espurio, al neoliberalismo, a los intentos privatizadores del gabinete panista, y luchar con el SME".

Lo anterior no es una exageracion mía: es una reproducción textual de los puntos más importantes abordados en las asambleas sindicales. En un principio, algunos trabajadores se opusieron al paro, alegando que lo peor era mostrarse como un sindicato rijoso que, más aún, se sumaba a una lucha perdida y, ante todo, ajena. Empero, los delegados sindicales se las arreglaron para repetir hasta el cansancio la consigna de que "o vamos al paro, o nos quedamos sin trabajo", y lograron su cometido, que no era otro que meter miedo a las masas de imbéciles para quienes el acto de pensar es un ejercicio agotador en extremo. Por tanto, como todo se redujo a "paramos o nos despiden", los resultados de la votación no podían sino favorecer a la primera opción, aun cuando, como es notorio, no hay visos de que se busque privatizar a la universidad, tampoco se está en vías de privatizar el suministro eléctrico, y menos se piensa poner en la calle a la gente del STUNAM, si bien algunos deberían estar fuera de sus plazas de descanso, perdón, de "trabajo", hace largo tiempo.

Por lo pronto, a los sindicalizados universitarios se les avisó que, como muestra de solidaridad con el SME, se les descontarían cien pesos de su sueldo, mismos que permitirían a los electricistas sobrevivir a los embates del gobierno. Sospecho que, al ver finalizada la mina de oro que representa ser líder sindical, el bueno de Martín Esparza se halló sin fondos para terminar las remodelaciones de su rancho, y el dinerito del STUNAM le vendrá de perlas para, cuando menos, concluir con el remozado de las caballerizas, y pagar los sueldos de los democráticos empleados que en el sitio se afanan. Mientras tanto, los trabajadores universitarios, apoyen o no al SME, han visto disminuir arbitrariamente su ingreso. Claro que pueden quejarse de ello y pedir que les sean regresados los cien pesos, ¡faltaba más! Sin embargo, para lograr la restitución del dinero usurpado, deberán dirigir una carta al sindicato y exponer el hecho, lo cual desamina al más pintado dado que, en el acto, le señalará como reaccionario, antisindicalista, poco amigo, y le expondrá a ser objeto de cualquier tipo de represalias.

En medio de todo ello, ahí viene el paro -que tampoco es tal, porque no puede parar labores quien, de hecho, se encuentra en situación de paro, esto es, sin chamba- y, ¡ah, qué nobles son las luchas sindicales!

9.11.09

La arbitrariedad galopante.

Como se mencionó en una entrada previa, el enjuague entre la gente del Sindicato Mexicano de Electricistas -SME- y las autoridades toma rumbo. De hecho, la Secretaría del Trabajo calcula que, a la fecha, ha acudido por su liquidación un 50% de quienes antes trabajaban en Luz y Fuerza del Centro -LyFC-, a quienes las consignas de Martín Esparza les vienen guangas porque no poseen los cuantiosos ahorros del abnegado líder obrero y, por ende, deben decidir entre mantenerse en una lucha estéril o cobrar un dinero que ler permitirá sobrevivir en tanto encuentran un trabajo donde, se espera, sí devengarán los sueldos recibidos.

Sin embargo, como también se mencionó, los muy oportunos defensores de las causas sociales han salido al quite del SME y, como pueden, le brindan su apoyo. Así, tras convocarse a un paro nacional el próximo día 11 de noviembre -es decir, pasado mañana-, el Sindicato de Telefonistas ha anunciado que se sumará al mismo, y que le vale un rábano serenado si el patrón descuenta el salario correspondiente. En tanto, la izquierdiza en pleno -es ironía-, entre la que destaca gente tan comprometida con la lucha obrera como Gerardo Fernández Noroña, Marcelo Ebrard, Alejandro Encinas, o el Peje, han hecho todo el ruido posible para alertar sobre este nuevo golpe que el capital brinda al trabajo y, de paso, para colgarse de los cinco minutos de fama que brinda el movimiento de los electricistas. No en balde el Peje ya convocó a una nueva asamblea popular donde, de nueva cuenta, dirá cómo es que debe guiarse la economía nacional; de paso, medirá fuerzas con Marcela la Brava, quien hizo honor al mote recibido en este espacio cibernético y, sin decir "agua va", adelantó que la consulta para elegir al candidato de los perredés para la lucha del 2012 deberá hacerse como si fuera una medición de rating, y no a ravés de las consabidas votaciones internas que, según se ha visto, a nadie dejan satisfecho.

La insensatez de los espontáneos apoyadores del SME llega a sus peores extremos posibles al recordar, una vez más, que el partido que cobija al Peje y a Noroña no es otro que el PT, engendro de los hermanitos Salinas, y que el primero, junto con Encinas y Ebrard, recibieron de muy buena gana los dineros que dio el humilde empresario Carlos Slim para reconstruir una fracción del Centro Histórico y tornarla un lugar a modo para recibir inversiones y acomodar a clasemedieros nice que se precian de vivir en el corazón de la ciudad. Cosas de la incongruencia, sí señor, amenizadas por el impulso que el millonario dio a las apiraciones presidenciales del loquito de Macuspana, y que éste preferiría que todos olvidáramos. ¿Usted, querido lector, lo entiende? Yo tampoco, pero la lucha de clases, reinterpretada a modo por los tíos más torpes del pueblo, cabalga de nuevo.

Para retornar al punto central de esta entrada, hace unos días se anunció que, de buenas a primeras, la Universidad Nacional se uniría al mentado paro nacional, para beneplácito de la fauna haragana que puebla a la institución y que ha confundido las obligaciones del estudiante universitario -asistir a clases, pasar sus materias, sustentar uno, dos, o tres exámenes para obtener los correspondientes cueros de puerco que le permitan ejercer una profesión- con sumarse a cualquier pleito que se trame en las calles. A la muy sabida respuesta de "es que el estudiante tiene consciencia, es el elemento pensante de la sociedad, y debe de estar con..." bla, bla, bla, les recordaré lo que mencioné en una entrada ya añeja: la mayoría de quienes se suman a tan singulares muestras de apoyo no son estudiantes, sino vagos profesionales, incapaces de escribir un párrafo -o un renglón siquiera- sin faltas de ortografía, para quienes el presupuesto federal que se gasta en su educación es una obligación del Estado que no se traduce en la asunción de algún compromiso básico como sería, por ejemplo, aprender a escribir, conducirse con urbanidad y, sobre todo, entender que el respeto a los demás es una norma de vida, no una consigna furibunda que lanzan orates vestidos con trajes Hugo Boss en tarimas montadas ex profeso a lo largo y ancho del país.

Éste es el princinpal problema que se avecina con las protestas: el cierre arbitrario de la universidad durante 24 horas. ¿Por qué cerrarla? Para crear la ilusión de que toda, TODA la comunidad universitaria apoya a los tarados del SME y su lucha ridícula. Tal es el punto y no otro: hacer creer que los universitarios, como somos seres conscientes, repudiamos el decreto de extinción de LyFC y queremos que se restituya, ipso facto, a los haraganes en sus puestos de trabajo. Tiene, asimismo, la finalidad de montar un aparato supuestamente enorme de apoyo a quienes no se han cansado de decir "se va la luz y hay apagones porque ya no estamos nosotros a cargo", sin ponerse a pensar que, si el servicio eléctrico es pésimo, se debe sólo a la pésima forma en que estos tipos dizque trabajaron durante un buen número de años. Señores: los apagones han ocurrido siempre y, si ahora se magnifican, es sólo como estrategia discursiva, no porque en realidad el servicio sea peor que antes.

Lógicamente, hay una cantdad considerable de universitarios que nos oponemos al mentado paro, desde trabajadores hasta estudiantes, pasando por académicos y administrativos. Empero, nuestra opinión no cuenta y, una vez más, seremos tachados de reaccionarios, esclavos del capital y, lo más chistoso, idiotizados por López - Dóriga o Alatorre. Un día de paro es lo que nos espera porque, sin consultarnos, a "alguien" se le ocurrió que era buena idea suspender labores para así apoyar a la parvada de idiotas, sin tomarnos opinión, en una actitud semejante a la de aquellas personas que cierran un eje vial porque la maestra Fulanita del kínder Zutanito le pegó a un niño. Bien, vale su queja, pero ¿por qué afectar a miles de automovilistas, o de personas que viajan en transporte público? ¿Qué solucionan fastidiando a los demás? ¿Dónde está el respeto? Peor aún, ¿cómo piden respeto a su causa -que ni siquiera es suya- pisoteando a los otros?

En mi sitio de Facebook, todavía hubo quien, a propósito de mi petición en torno a la realización de una consulta sobre el cierre de la universidad, dijo "menos mal que está muy solo en su reclamo". A ver si nos entendemos: ¿desde cuándo está mal, es inapropiado, o no se debe, pedir que se consulte a la gente sobre una decisión a tomar en un sitio público como es la propia universidad? ¿En qué momento es ilógico pedir que se vote para ver si se cierra ésta y así se muestra un pretendido apoyo generalizado a los holgazanes del SME? ¿Por qué una persona se alegra de que mi petición no tenga eco? ¿No acaso quienes apoyan a los sufridos electricistas claman por la democracia, la igualdad, las oportunidades, el diálogo y demás? ¿O es una igualdad parecida a la que se enunciaba en el comunismo, un diálogo como el que permiten Fidel y su carnal, o una apertura de espacios tal y como se verifica en Venezuela? ¿Entonces?

La consulta sobre el paro, a pesar de todo, está por realizarse. Claro que NO como debiera ser, esto es, en un sitio más o menos neutral al que pudiéramos ingresar quienes así lo deseáramos, sino en el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras, tomado hace ya nueve largos años por sujetos ajenos a la institución y cuya filiación política -por llamar de algún modo a la carencia total de ideas y la defensa de una malentendida "autogestión"- nos es bien conocida. Asimismo, se ha convocado a la consulta en enormes carteles que mencionan "¡Todos somos el SME!", lo cual es un insulto para quienes sí nos dedicamos a trabajar y no vivimos de prebendas, ni cobramos por dar un servicio patético a nuestros clientes. No obstante, más allá de la consigna, la pregunta que queda por realizar es: si la consulta se realizará en territorio "amigo" de los holgazanes, impulsada por un lema que favorece a los mismos holgazanes, en un sitio al que sólo ingresan personas afines a los holgazanes, ¿cuál será el resultado? Todo se asemeja sospechosamente a las "asambleas" del Peje, en las que el aludido expone sus muy sesudas arengas ante su público fiel y termina preguntando si la gente quiere que se haga lo que él ya ha dicho que debe hacerse. Lógicamente, como los asistentes son paleros incondicionales, aprueban, y el tipo, ante la barahúnda de balidos escuchada -en su muy particular versión del "aplausómetro"-, dice estar armado con la supuesta "voluntad popular", e inicia la planeación de los mitotes a los que nos tiene ya acostumbrados.

Veremos qué nos depara la supuesta "consulta". Por lo pronto, todo parece indicar que el miércoles tendremos un asueto forzado, amenizado por marchas, gritos, porras, sombrerazos, y apariciones públicas de cadáveres políticos sedientos de fama instantánea. Más noticias, en la siguiente entrada.