9.11.09

La arbitrariedad galopante.

Como se mencionó en una entrada previa, el enjuague entre la gente del Sindicato Mexicano de Electricistas -SME- y las autoridades toma rumbo. De hecho, la Secretaría del Trabajo calcula que, a la fecha, ha acudido por su liquidación un 50% de quienes antes trabajaban en Luz y Fuerza del Centro -LyFC-, a quienes las consignas de Martín Esparza les vienen guangas porque no poseen los cuantiosos ahorros del abnegado líder obrero y, por ende, deben decidir entre mantenerse en una lucha estéril o cobrar un dinero que ler permitirá sobrevivir en tanto encuentran un trabajo donde, se espera, sí devengarán los sueldos recibidos.

Sin embargo, como también se mencionó, los muy oportunos defensores de las causas sociales han salido al quite del SME y, como pueden, le brindan su apoyo. Así, tras convocarse a un paro nacional el próximo día 11 de noviembre -es decir, pasado mañana-, el Sindicato de Telefonistas ha anunciado que se sumará al mismo, y que le vale un rábano serenado si el patrón descuenta el salario correspondiente. En tanto, la izquierdiza en pleno -es ironía-, entre la que destaca gente tan comprometida con la lucha obrera como Gerardo Fernández Noroña, Marcelo Ebrard, Alejandro Encinas, o el Peje, han hecho todo el ruido posible para alertar sobre este nuevo golpe que el capital brinda al trabajo y, de paso, para colgarse de los cinco minutos de fama que brinda el movimiento de los electricistas. No en balde el Peje ya convocó a una nueva asamblea popular donde, de nueva cuenta, dirá cómo es que debe guiarse la economía nacional; de paso, medirá fuerzas con Marcela la Brava, quien hizo honor al mote recibido en este espacio cibernético y, sin decir "agua va", adelantó que la consulta para elegir al candidato de los perredés para la lucha del 2012 deberá hacerse como si fuera una medición de rating, y no a ravés de las consabidas votaciones internas que, según se ha visto, a nadie dejan satisfecho.

La insensatez de los espontáneos apoyadores del SME llega a sus peores extremos posibles al recordar, una vez más, que el partido que cobija al Peje y a Noroña no es otro que el PT, engendro de los hermanitos Salinas, y que el primero, junto con Encinas y Ebrard, recibieron de muy buena gana los dineros que dio el humilde empresario Carlos Slim para reconstruir una fracción del Centro Histórico y tornarla un lugar a modo para recibir inversiones y acomodar a clasemedieros nice que se precian de vivir en el corazón de la ciudad. Cosas de la incongruencia, sí señor, amenizadas por el impulso que el millonario dio a las apiraciones presidenciales del loquito de Macuspana, y que éste preferiría que todos olvidáramos. ¿Usted, querido lector, lo entiende? Yo tampoco, pero la lucha de clases, reinterpretada a modo por los tíos más torpes del pueblo, cabalga de nuevo.

Para retornar al punto central de esta entrada, hace unos días se anunció que, de buenas a primeras, la Universidad Nacional se uniría al mentado paro nacional, para beneplácito de la fauna haragana que puebla a la institución y que ha confundido las obligaciones del estudiante universitario -asistir a clases, pasar sus materias, sustentar uno, dos, o tres exámenes para obtener los correspondientes cueros de puerco que le permitan ejercer una profesión- con sumarse a cualquier pleito que se trame en las calles. A la muy sabida respuesta de "es que el estudiante tiene consciencia, es el elemento pensante de la sociedad, y debe de estar con..." bla, bla, bla, les recordaré lo que mencioné en una entrada ya añeja: la mayoría de quienes se suman a tan singulares muestras de apoyo no son estudiantes, sino vagos profesionales, incapaces de escribir un párrafo -o un renglón siquiera- sin faltas de ortografía, para quienes el presupuesto federal que se gasta en su educación es una obligación del Estado que no se traduce en la asunción de algún compromiso básico como sería, por ejemplo, aprender a escribir, conducirse con urbanidad y, sobre todo, entender que el respeto a los demás es una norma de vida, no una consigna furibunda que lanzan orates vestidos con trajes Hugo Boss en tarimas montadas ex profeso a lo largo y ancho del país.

Éste es el princinpal problema que se avecina con las protestas: el cierre arbitrario de la universidad durante 24 horas. ¿Por qué cerrarla? Para crear la ilusión de que toda, TODA la comunidad universitaria apoya a los tarados del SME y su lucha ridícula. Tal es el punto y no otro: hacer creer que los universitarios, como somos seres conscientes, repudiamos el decreto de extinción de LyFC y queremos que se restituya, ipso facto, a los haraganes en sus puestos de trabajo. Tiene, asimismo, la finalidad de montar un aparato supuestamente enorme de apoyo a quienes no se han cansado de decir "se va la luz y hay apagones porque ya no estamos nosotros a cargo", sin ponerse a pensar que, si el servicio eléctrico es pésimo, se debe sólo a la pésima forma en que estos tipos dizque trabajaron durante un buen número de años. Señores: los apagones han ocurrido siempre y, si ahora se magnifican, es sólo como estrategia discursiva, no porque en realidad el servicio sea peor que antes.

Lógicamente, hay una cantdad considerable de universitarios que nos oponemos al mentado paro, desde trabajadores hasta estudiantes, pasando por académicos y administrativos. Empero, nuestra opinión no cuenta y, una vez más, seremos tachados de reaccionarios, esclavos del capital y, lo más chistoso, idiotizados por López - Dóriga o Alatorre. Un día de paro es lo que nos espera porque, sin consultarnos, a "alguien" se le ocurrió que era buena idea suspender labores para así apoyar a la parvada de idiotas, sin tomarnos opinión, en una actitud semejante a la de aquellas personas que cierran un eje vial porque la maestra Fulanita del kínder Zutanito le pegó a un niño. Bien, vale su queja, pero ¿por qué afectar a miles de automovilistas, o de personas que viajan en transporte público? ¿Qué solucionan fastidiando a los demás? ¿Dónde está el respeto? Peor aún, ¿cómo piden respeto a su causa -que ni siquiera es suya- pisoteando a los otros?

En mi sitio de Facebook, todavía hubo quien, a propósito de mi petición en torno a la realización de una consulta sobre el cierre de la universidad, dijo "menos mal que está muy solo en su reclamo". A ver si nos entendemos: ¿desde cuándo está mal, es inapropiado, o no se debe, pedir que se consulte a la gente sobre una decisión a tomar en un sitio público como es la propia universidad? ¿En qué momento es ilógico pedir que se vote para ver si se cierra ésta y así se muestra un pretendido apoyo generalizado a los holgazanes del SME? ¿Por qué una persona se alegra de que mi petición no tenga eco? ¿No acaso quienes apoyan a los sufridos electricistas claman por la democracia, la igualdad, las oportunidades, el diálogo y demás? ¿O es una igualdad parecida a la que se enunciaba en el comunismo, un diálogo como el que permiten Fidel y su carnal, o una apertura de espacios tal y como se verifica en Venezuela? ¿Entonces?

La consulta sobre el paro, a pesar de todo, está por realizarse. Claro que NO como debiera ser, esto es, en un sitio más o menos neutral al que pudiéramos ingresar quienes así lo deseáramos, sino en el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras, tomado hace ya nueve largos años por sujetos ajenos a la institución y cuya filiación política -por llamar de algún modo a la carencia total de ideas y la defensa de una malentendida "autogestión"- nos es bien conocida. Asimismo, se ha convocado a la consulta en enormes carteles que mencionan "¡Todos somos el SME!", lo cual es un insulto para quienes sí nos dedicamos a trabajar y no vivimos de prebendas, ni cobramos por dar un servicio patético a nuestros clientes. No obstante, más allá de la consigna, la pregunta que queda por realizar es: si la consulta se realizará en territorio "amigo" de los holgazanes, impulsada por un lema que favorece a los mismos holgazanes, en un sitio al que sólo ingresan personas afines a los holgazanes, ¿cuál será el resultado? Todo se asemeja sospechosamente a las "asambleas" del Peje, en las que el aludido expone sus muy sesudas arengas ante su público fiel y termina preguntando si la gente quiere que se haga lo que él ya ha dicho que debe hacerse. Lógicamente, como los asistentes son paleros incondicionales, aprueban, y el tipo, ante la barahúnda de balidos escuchada -en su muy particular versión del "aplausómetro"-, dice estar armado con la supuesta "voluntad popular", e inicia la planeación de los mitotes a los que nos tiene ya acostumbrados.

Veremos qué nos depara la supuesta "consulta". Por lo pronto, todo parece indicar que el miércoles tendremos un asueto forzado, amenizado por marchas, gritos, porras, sombrerazos, y apariciones públicas de cadáveres políticos sedientos de fama instantánea. Más noticias, en la siguiente entrada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabía que Pedro Salmerón, Beto Betancourt eran sólo pseudoestudiantes incapaces de escribir un párrafo; quizá un párrafo es difícil para ellos, pero sus libros están muy bien.

Alfredo R. I. dijo...

Ojo, mi estimado anónimo: dice "la mayoría". ¿Has leído la entrada a que me refiero en ese párrafo concreto? ¿Sabes de quiénes en concreto estoy hablando? Sucede que no; por ende, tu invectiva malintencionada está fuera de lugar.

Visto lo anterior, por favor no me endilgues un veneno que no me ha sido dado emitir. Además, se vea como se vea, los académicos somos minoría...