14.2.09

A manera de presentación.

La opinión pública, según me es dado ver, ha sido copada por una serie de sujetos, a cual más interesante, quienes se asumen como los verdaderos portadores del sentir ciudadano. Mediante sus sabias o vacuas palabras, los ciudadanos de a pie nos enteramos de cómo marcha nuestra vida, de lo que queremos, aquello a lo que aspiramos, nuestros impulsos y necesidades.

¿Es esto necesariamente cierto? De ningún modo. Visto que la opinión pública se forma a partir de los discursos vertidos en un tiempo y espacio dados, y de ningún modo preexiste a los sujetos -tal como parece sugerir Habermas-, lo conveniente es contribuir a ella aportando nuestras propias perspectivas en torno a lo que acontece en nuestro día a día. De esta manera, evitaremos el secuestro de la opinión por parte de los interesantes personajes ya referidos y pondremos, en el mejor de los casos, a consideración los puntos de vista que alberga un marco social que se desenvuelve en la más completa de las paradojas, al gozar de una libertad de expresión casi irrestricta pero carecer de los canales efectivos para darla a la publicidad.

La era tecnológica en que nos desenvolvemos permite la existencia de espacios como éste: un blog, completamente público, donde un sujeto cualquiera expresa sus puntos de vista, los somete a la consideración de quien aterrice por aquí, sin importar sus filiaciones políticas, religiosas, académicas, o de cualquier especie, y genera un campo libre de pensamiento y reflexión, sin mayor pretensión que la de decir ante un muchos potencial lo que se piensa y se comenta con los amigos en las charlas de café.

Las entradas, como se apreciará en la medida en que se construyan, distarán mucho de ser neutrales u objetivas. Tal no es su intención. Versarán sobre lo que el que escribe piensa, ve, gusta y reprueba mientras se dedica a vivir. Se puede estar o no de acuerdo con todo ello, se puede rebatir y contradecir. El objetivo único es dar cabida al examen del día a día, extraer lo que en éste acontece, y presentarlo de forma que sea legible.

Sea pues. Inicia aquí esta mirada a lo cotidiano, de alcances insospechados pero, también, de amplísimas expectativas. Ya se verá lo que acontece.

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