8.5.09

Derecho de réplica.

La existencia de un debate presupone la presencia de, cuando menos, dos sujetos, cada uno de los cuales defiende posiciones mutuamente antagónicas. El objetivo de debatir reside en mostrar ante un auditorio, de naturaleza indefinida, la validez de las propias ideas y, al mismo tiempo, en descalificar las del oponente. Como regla no escrita, pero no por ello inválida, se da por sentado que, ante una acusación directa o un señalamiento agudo, el rival puede esgrimir su derecho de réplica, en el cual tratará de contrarrestar la movida del oponente con un argumento de naturaleza contraria. Suena simple, ¿no es cierto?

Hoy por la mañana se dio a conocer que el archifamoso Carlos Ahumada Kurtz -productor, director, y protagonista de los videos que evidenciaron la monstruosa corrupción existente en el gobierno de López Obrador- está por publicar un libro al que ha llamado, justamente, Derecho de réplica, y que no es sino su verdad en torno al desarrollo de los videoescándalos que, en 2004, pusieron en jaque a la administración capitalina, echaron por tierra las aspiraciones que René Bejarano tenía de convertirse en el próximo jefe de gobierno, y a punto estuvieron de descarrilar la campaña presidencial que, desde el año 2000, impulsaba el propio López a su favor. 

El título del libro, el autor del mismo, y el muy oportuno momento en que será publicado, justo en el arranque de las campañas electorales rumbo a las elecciones intermedias del próximo mes de julio, levantaron mis sospechas. Presté una poca de atención a las entrevistas -escasísimas- que Ahumada concedió a algunos medios, revisé los resúmenes del libro que se encuentran en distintos sitios de internet, presté atención a las noticias de la televisión, y me encontré con que las cosas no encajaban: había algo ahí que parecía sumamente turbio, sumamente casual, sumamente prefabricado. Por tanto, eché a andar el cerebro, y esto es lo que ha aparecido como resultado.

¿De qué habla el libro de Ahumada? De un complot, un enorme y bien trazado complot en el que él no fue sino una pieza mínima de un ajedrez político descomunal en el que se jugaba mucho más que exhibir, como en un principio expresó, las presiones de que era objeto por parte de funcionarios ligados estrechamente con el GDF. Ahora, cinco años después, Ahumada dice que "siempre no", la gente de López no lo extorsionaba. Bueno, sí lo hacían, pero sus grabaciones no fueron hechas para "sacarlos a balcón", sino porque la alta política entró en juego. ¿Quiénes lo apoyaron para dar el salto de la denuncia al complot? Se devela el misterio: Carlos Salinas, Diego Fernández de Cevallos, Vicente Fox, el PAN, el equipo de campaña de Felipe Calderón, Manuel Andrade, Arturo Montiel, y Raúl Macedo de la Concha. ¿Quiénes más estaban en el ajo? Rosario Robles, Cuauhtémoc Cárdenas, Lázaro Cárdenas Batel, y Onésimo Cepeda, cuando menos, además de quienes aparecieron en los videos recibiendo jugosas cantidades de dinero -Carlos Ímaz, René Bejarano, Ramón Sosamontes-, y una larga lista de etcéteras.

¡Vaya casualidad! En la lista aparecen, no sólo quienes, de uno u otro modo, se han malquistado con el mesías de Tabasco, sino quienes, milagro de la clarividencia, fueron señalados por el propio López como "los conspiradores de un hotel de la Ciudad de México", autores de todo el entuerto para desprestigiarlo y eliminar sus aspiraciones presidenciales. Habrá que ir por partes.

Como bien se sabe, López tiene una fijación en su mente: ser víctima de las incontables intrigas que, por puro hobbie, le endilga Salinas de Gortari, a quien ha llamado ad nauseam "El Innombrable." De hecho, por su cabeza pasan todo tipo de complots, conspiraciones, intentos de golpe, maniobras y maquinaciones que son, indefectiblemente, orquestadas por Salinas -"el duende de Dublín", le apoda jocosamente Rafael Loret de Mola en una de sus escasas frases atinadas-. Esto es, por supuesto, la apariencia, la cortina de humo porque, si tanta animadversión siente por el personaje en cuestión, no se explica cómo es que decidió rodearse de una cohorte de notables salinistas -Camacho Solís y Marcelo serían los más destacados-, cómo pasó por su cabeza heredarle la ciudad a uno de ellos y, lo más extraño, cómo es que se dedica ahora a apoyar a un partido -el PT- creado por Raúl Salinas, financiado por ambos hermanos incomodísimos, y dirigido desde la sombra por ellos mismos. Muy extraño, sin duda alguna, y más aún si se piensa que, tras el desbarajuste que habrá de ocurrir en el PRD este año, o el siguiente, o el siguiente, López terminará vistiendo la camiseta de los petistas y, de su mano, se convertirá nuevamente en candidato presidencial. Tiempo al tiempo, el pronóstico está consignado en este blog.

No obstante lo comentado, como sus feligreses no parecen darse cuenta de la contradicción inherente a achacar todo al Innombrable, López da vuelo a la hilacha y hace del complot simple mofa, lo convierte en un lugar común que le permite esquivar los cuestionamientos incómodos hacia su persona, su gestión, sus malos manejos. "Todo es culpa del Innombrable", se le ha oído decir en más de una ocasión; por tanto, a nadie extrañó que la corrupción existente en su gobierno -innegable, vistas las pruebas mostradas por Federico Döring en televisión- fuera dejada de lado, y calificada como "un compló del Innombrable." Así de fácil, con esa desfachatez el tipo intentó salvarse y tapar el sol con un dedo. No contento con ello, ocho días después de haberse exhibido la podredumbre, declaró que "sabía" que en "un hotel de la Ciudad de México" se habían reunido Carlos Salinas, Diego Fernández de Cevallos, y dos funcionarios federales de alto rango para tramar el complot. Vicente Fox reviró y le exigió pruebas; el Peje se hizo el desentendido y dejó que el infundio circulara libremente, ayudado por sus paleros de La Jornada y Proceso

Hoy, cinco años después, sin que López hubiera sido capaz de presentar siquiera una prueba del complot, con la que habría armado un escándalo de ésos que tan bien sabe hacer, resulta que éste sí fue cierto. Repito, vaya casualidad. Lógico, Ahumada no iba a decir que los conspiradores se reunieron en un hotel, porque sería inimaginable pensar que alguien con un plan de ese tamaño va a juntarse con otros en un sitio donde serían perfectamente visibles e identificables -una calva reluciente sumada a una barba bien cuidada... no se ven todos los días juntas-. En lugar de ello, arma un culebrón digno de emisión televisiva, en el que Rosario Robles - primera en criticar el populismo lopista, y decir que "ser de izquierda no es dar dinero a dos manos"- conduce a un confiado Carlos Ahumada a Londres, donde se entrevistan con Salinas. Éste, para ver en libertad a su hermano y recuperar sus bienes -como si le faltaran-, le ofrece 400 millones de pesos a Ahumada, quien fungirá como su operador en el proceso. El atribulado empresario toma un adelanto de la cantidad ofrecida -35 millones-, y comienza a actuar. ¿Cómo? Pidiendo al GDF el dinero que se le debe por obras realizadas; como el mismo no le es entregado, le lleva un video -el de Bejarano- a Salinas, y es éste quien decide que se difunda por Televisa. Por su parte, Fernández de Cevallos actúa en la sombra, coordina los movimientos, mueve hilos por acá y por allá. Al ser difundidos los videos, Fox decide pagar el "favor" que el Innombrable le ha hecho a su causa, y Raúl Salinas sale de la cárcel, mientras Ahumada va a dar con sus huesos al bote. Fin de la trama o, al menos, de su parte más importante.

¿No es todo absolutamente traído del pelo? Para empezar, ¿por qué grabó Ahumada a los tipos que lo extorsionaban? No lo indica; parecería que "se le ocurrió", felizmente. Después, una pregunta más enjundiosa, ¿por qué Rosario Robles, entonces líder nacional del PRD, llevó a Ahumada con el archienemigo? Tampoco se ve claro: el empresario aduce que, con ello, se buscaba salvar financieramente al PRD. ¿Con dinero de Salinas? Sí, porque estaban en quiebra debido a la campaña que realizaba López. Y aquí decimos todos, ¡un momento! La campaña que López desarrolló entre 2000 y 2005 no se hizo con fondos del partido, sino con dineros públicos, con el presupuesto de la ciudad. Entonces, ¿de dónde saca ese argumento Ahumada? Vayan ustedes a saber. Otra preguntita: ¿por qué necesitaba del aval de Salinas para mostrar los videos en Televisa, si es sabido -gracias a un patinón enorme dado por Ricardo Salinas Pliego en una entrevista- que los Salinas de Gortari son accionistas de TV Azteca? ¿Por qué no se involucra a los del Ajusco en la jugada? ¿Acaso porque tenían un excelente negocio con López, gracias a la transmisión de su pseudo noticiero? Unas más, de ametralladora: con Salinas operando la maniobra, ¿para qué se necesitaba a Fernández de Cevallos? ¿Por qué Rosario Robles pensó en Salinas para armar el negocio y no en Carlos Slim? ¿Qué tienen que ver el Ministerio Público de la Federación y el CISEN en esta intriga, siendo que ambas instituciones podrían haber actuado por sí solas, sin meterse en un enjuague multitudinario? La del estribo, ¿es que todos debían ponerse de acuerdo para perjudicar a López?

Lo siguiente es lo mejor de todo: la ley de las probabilidades dicta que, si sé que alguien me odia, y lo acuso de "querer hacerme un daño", ya sea que me difame a mis espaldas, o que acuda con los brujos del Mercado de Sonora, es posible que acierte; si me odian varios, tal vez le atine a unos cuantos en el divertido juego "adivina quién te pateó"; no obstante, si son muchos, puedo comenzar  a desvariar al mencionar a los culpables de mi desgracia, a "embarrar" a inocentes y a juntarlos con culpables. Eso, por supuesto, no sucede aquí: en el compló contra López estuvieron involucrados, de distintas maneras, y desempeñando papeles también diversos, todos y cada uno de los sujetos que, políticamente, no lo quieren o que, en su tabasqueña esquizofrenia -clínicamente hablando, y no de modo coloquial-, ha construido como figuras amenazadoras. ¡Todos! ¡Nadie se salvó! Según el libro, Salinas mueve los hilos de la política nacional, es la auténtica "mano que mece la cuna", capaz de agrupar a personajes tan dispares como Rosario Robles o, peor todavía, Cuauhtémoc Cárdenas. ¿Todo para qué? Para destruir políticamente al autonombrado "indestructible". Sí, cómo no...

El libro, en resumen, es un absurdo monumental. Tanto es así que la misma secretaria general del PRD ha llamado a tomárselo con cuidado, porque resulta altamente sospechoso que Ahumada siempre aparezca en medio de procesos electorales. Hoy en día, cuando la figura de López se deteriora a cada momento que pasa -lo cual no ayuda a los partidos que lo emplean para mantenerse en la arena política-, resulta por demás benéfico que se den a conocer los detalles del supuesto complot. Cierto que el libro no deja de mencionar el modo poco limpio en que se condujo la administración lopista; sin embargo, como la retórica es sabia, la réplica de López siempre puede obviar esta información y exclamar: "¿ven? ¡Je loj dije! ¡El Innombrable ha puejto al ejpurio, tramó el compló y me fajtidió!" Cualquiera podría preguntar "oiga, pero, ¿y la corrupción?" Ya sabemos la respuesta que se obtendría.

¿Por qué escribe estos desvaríos Carlos Ahumada? Sólo se me ocurre una posibilidad, acaso remota, pero plausible. Basta regresar un poco en el tiempo y recordar cómo, en medio del proceso que le era seguido, cuando mayor firmeza mostraba el empresario para defender sus negocios y su punto de vista, sufrió un inexplicable atentado: sicarios desconocidos intentaron secuestrar, o asesinar, o primero una y luego la otra, a su mujer y a sus hijos. ¿Desconocidos? Bueno, depende para quién. Tal vez los cuerpos de "seguridad" que guardan a la ciudadanía sepan muy bien quiénes eran estos tipos. Si este razonamiento fuera plausible, explica cómo es que ahora, después de negar el complot, después de dar pruebas y más pruebas de que era un perseguido, el único preso político de este país -los otros son criminales convictos, no "presos de conciencia"-, después de revelar la porquería, ahora resulta que el tío se desdice y da la razón a sus contrincantes o, mejor dicho, a su único contrincante. 

Dar la razón al otro no es, de ninguna manera, hacer uso del "derecho de réplica"; cuando más, es dar coba al otro, impulsarlo para que termine por exterminar los argumentos propios de forma ignominiosa. Por ello es que todo esto es extraño y no termina de sonar bien. Incluso, valdría presentarlo así: un tipo con tanta habilidad como para desenmascarar a quien lo presiona, lo extorsiona, lo friega, máxime considerando que ese alguien es el mandamás de una ciudad, no tendría por qué tirar un petardo como éste, y menos uno donde las piezas del rompecabezas no encajan; vaya, ni siquiera son del mismo rompecabezas. Hasta el libro de una analfabeta funcional como es la tal Niurka tiene más congruencia: se titula Mi verdad y, en efecto, se observa la verdad subjetiva de la narradora, ajena a lo dicho por otros locutores; ello no acontece aquí, y convierte toda la réplica en un asunto lamentable por donde quiera que se le vea.

A pesar de todos los pesares, el libro levantará ámpula. Hoy mismo, en el noticiero de TV Azteca, el reportero encargado de dar la nota no ha, siquiera, puesto en duda las declaraciones de Ahumada, sino que ha hecho el comentario "como quien no quiere la cosa", pero otorgándole un viso de veracidad certero. ¿Por qué razón? Porque el libelo de marras le pega a dos de los principales enemigos de la televisora: Televisa, que transmitió los videos por órdenes de Salinas, y Santiago Creel quien, desde la Secretaría de Gobernación, hizo todo lo posible para asegurar la difusión de los escándalos. Si bien se entiende la pugna entre una transmisora de basura visual y la otra, el pleito que sostiene TV Azteca con Creel es muy sutil: la gente de Salinas Pliego ha atacado al hoy senador porque, según ellos, es muy corrupto, es un mentiroso, y es un enemigo de la libertad de expresión. Hay que enfatizar ese según ellos, porque las evidencias apuntan hacia otro lado. Cabe traer a la memoria que Santiago Creel fue el principal promotor de la nueva ley electoral, por la que los particulares se ven imposibilitados para realizar anuncios de corte político en cualquier medio de comunicación, y que también prohíbe pagar para que se transmitan tales contenidos. La aprobación de la ley condujo a que TV Azteca debiera cancelar el pseudo noticiero de López, La otra versión mismo que, con seguridad, no emitían porque su corazón es grande y sus ansias de difundir todas las versiones sean una consigna ética, sino porque había dinero, mucho dinero de por medio. Lógico, la ley les tira el negocio y ellos, a su vez, se dedican a tirar cuanta piedra pueden al causante de sus males que, para colmo, otorgó concesiones para establecer casinos a Televisa... y no a ellos. Un caso similar lo constituye la columna de Carmen Aristegui, completamente vendida al Peje desde que W decidió aniquilar su espacio y que, al parecer, actúa ahora como su defensora y vocera ex officio. Como dirían en el rancho, si lo que es liso no es chipotudo, caray.

Como cierre, pienso que, si todo esto no es parte de la "política ficción" a que está acostumbrado López, y que con tanta saña y buen tino señalara el propio Salinas, no sé ya qué pueda serlo.

La postdata: no dejen de leer esto. Los razonamientos son muy interesantes.

2 comentarios:

J.T. Liljehult dijo...

Leer esto es de plano para quien tenga ganas de hacer coraje porque es cierto. Lo de usar dinero del presupuesto para el GDF en proselitismo propio y rodearse de los compas de tu supuesto enemigo es algo que el imbécil del peje ha hecho durante tanto tiempo, y sin embargo gente estúpida sigue pensando en que es una blanca palomita. Por favor, si la gente no recuerda quién es Camacho Solís, imaginemos cómo ha de estar su conocimiento con respecto a hechos más antiguos. Terrible.

Alfredo R. I. dijo...

Honestamente, yo ya no sé qué es lo que la gente crea de este tipo, si es un mesías, un enviado del más allá, un vivales, un iluminado, un lunático genial, o un prófugo del fray Bernardino Álvarez. Repito, no lo sé, pero lo que sí sé es que continúa siguiendo a un loco que, en caso de ver armarse la camorra que espera, con toda seguridad correrá a esconderse mientras los palos los reciben otros. Ah, y en lo que toca a la memoria... sin comentarios, está visto que eso no es algo que sea el fuerte de la dizquierda.