Esto parece el cuento de nunca acabar. Como sabiamente dijera el entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel, habría que dejar de lado el "sospechosismo" y dedicarnos a cosas realmente útiles. Lo anterior viene a cuento porque, en el blog de un muy estimado cofrade, recien he leído el último -o penúltimo, o subsiguiente, no importa- rumor, la última conspiración del PAN para acabar con la educación pública en México. Con la venia del respetable, procederé a realizar el análisis de rigor, y ya me dirán ustedes si consideran que me he perdido o, por el contrario, las piezas se ajustan al rompecabezas.
El bodrio de referencia está dirigido a los egresados, alumnos y trabajadores de todas las universidades públicas del país, así como a los "ciudadanos democráticos". ¿A qué viene a cuento aquí la democracia ciudadana? De momento es un misterio aunque, si se piensa en quiénes han traído y llevado el "ser democrático", e incluso meten el terminajo en el nombre de su partido, puede uno comenzar a darse una idea, por no decir que una de las expresiones más empleadas por los mismos personajes amarillos y negros es, precisamente, la de "ciudadanos democráticos", aunque el partido no se caracterice por la democracia en lo que a su toma de decisiones se refiere. Como segundo "detalle", simplemente por ser puntilloso, queda de más hablar de "universidades" si el texto incluye a los politécnicos -que no son universitarios-, y a cualquier sujeto que estudie en un instituto de nivel superior.
El mensaje inicia con un argumento retórico que pretende despistar al lector: "el gobierno de la República, encabezado por el Presidente Felipe Calderón..." ¿Que dice esto? Algo tan sencillo como "no crea usted que, como suele suceder, este mensaje se emite desde los sótanos del PRD; por supuesto que no. Somos ciudadanos conscientes, sin filiación política clara, quienes decimos lo que ahora usted lee. Para muestra, un botón: le llamamos a Felipe Calderón 'Presidente', no cualquier epíteto dictado por el mesías." En el análisis, resulta claro que éste es un argumento de autoridad dado que, en principio, leer algo producido por los perredés pudiera generar la instantánea animadversión de más de uno, lo cual llevaría a la eliminación inmediata del mensaje y, por ende, éste no cumpliría con su objetivo. Por el contrario, al realizar la enunciación en la forma en que se presenta, se hace ver que el texto no procede de quienes se supone que procedería, y adquiere mejores posibilidades para circular.
Ahora, ¿cuál es el miedo, la alarma, el peligro sobre el que se nos quiere advertir? Muy sencillo, copio a la letra: [el gobierno] "ha iniciado una serie de medidas con el propósito de separar a las vocacionales del Instituto Politécnico Nacional, y a las preparatorias de la Universidad Nacional Autónoma de México. Esta acción tiene, por supuesto, como objetivo debilitar a las universidades públicas y favorecer a las universidades privadas, persistiendo en el modelo neoliberal que ha causado la quiebra de aquellos países que han seguido irrestrictamente los lineamientos del Fondo Monetario Internacional, como el nuestro."
Ya está: aparecen, nuevamente, los lugares comunes a que he hecho referencia en la entrada que precede a ésta, y que no son otros que la dicotomía público / privado, y el neoliberalismo que, como caballo de batalla, comienza a mostrar síntomas de envejecimiento y mal desempeño, pero continúa en uso. De igual suerte, como sucede en el correo que propala las rudas declaraciones de "X. Döring", el argumento es sumamente endeble, incapaz de sostenerse ante el mínimo cuestionamiento, el mínimo razonamiento. Así, ¿cómo es que la separación de vocacionales y preparatorias se convertiría, por sí mismo, en un factor que debilitaría a la UNAM y al IPN, sirviendo al mismo tiempo para el fortalecimiento de las universidades privadas? Honestamente, como comentaba con el cofrade a que he hecho referencia, y que amablemente me circuló este correo, lo ignoro. Separar a uno y otro sistema de bachillerato de su respectivo nivel superior no tendría, hasta donde me parece ver, ninguna complicación, salvo en el caso de que se desmantelaran tales bachilleratos o se vendieran al capital privado, cosa que no se menciona y que, aun si se indicara, no sería posible en modo alguno. Más allá de lo anterior, si se creara un par de entes independientes, denominados "Escuela Nacional Preparatoria - Colegio de Ciencias y Humanidades", y "Sistema Nacional de Educación Vocacional", ¿qué de malo habría en ello? El problema aparecería si se transformaran radicalmente los planes de estudio para hacerlos realmente deficientes pero, como tampoco sería posible, y con esto estoy llevando la suposición hasta niveles descabellados, sigo sin ver dónde estaría el debilitamiento de la UNAM y del IPN, y el consiguiente fortalecimiento de las universidades particulares, que ninguna vela tendrían en el entierro.
En cuanto al neoliberalismo, como ya mencioné, es un simple lugar común. Apostaría lo que fuera a que siete, al menos, de cada diez enemigos de tal sistema económico no tienen la menor idea de lo que el mismo involucra, ni de sus alcances o consecuencias. Es más, si se les dijera que su aplicación permitió el despegue económico de la Gran Bretaña y su posicionamiento como la cuarta economía a nivel mundial, no lo creerían, ni sabrían qué relación tiene lo uno con lo otro. Para rematar, un dato: el neoliberalismo no ha llevado "a la quiebra" a los países que lo han aplicado, y el ejemplo son los países que integran el G7, de los cuales ninguno ha evitado poner en funcionamiento las propuestas de la Escuela Monetarista de Chicago, pero que tampoco las han aplicado a rajatabla. Es decir, el neoliberalismo, como mot, es un demonio recurrente en las argumentaciones de la pseudo izquierda para atacar a los gobiernos "de la derecha"; no obstante, como práctica tajante no se ha visto hasta el momento en este mundo, dado que ello implicaría que los gobiernos se retiraran totalmente de la actividad económica, del control de cambios, de la atención a los desvalidos, de la generación de empleos y la prestación de distintas clases de servicios, lo cual aún no ha acontecido y, visto el rumbo de las cosas, no acontecerá. Ah, y con un detalle adicional: aunque así conviniera a los negros planes de quienes esperan la ruina del país para sacar raja política de ello, México no está "en quiebra", como asegura el mensaje, ni en quiebra están los países que, de algún modo, han puesto en marcha políticas neoliberales; por el contrario, ya veremos de qué color se pinta el balance nacional en cuanto Chávez y los populistas deban pagar las facturas que deben.
El bodrio prosigue con dos lugares comunes de llamar la atención: primero, que las preparatorias y las vocacionales "se han caracterizado por la calidad de sus egresados y están en los primeros lugares de aprovechamiento nacionales"; segundo, que el magno plan del PAN es convertir a tan egregias instituciones en "una especie de CONALEPs". Habrá que ir por partes para desenmarañar la madeja.
Ante todo, una aclaración: soy universitario; cursé la licenciatura y la maestría en mi queridísima UNAM, estoy por realizar un segundo doctorado ahí mismo, y formo parte del cuerpo académico de la Facultad de Filosofía y Letras. Sin embargo, el que la UNAM me haya dado lo que hoy tengo no implica que el proceso haya sido mágico, es decir, no quita que yo me haya esforzado y, por ende, hoy tenga un lugarcito por ahí. Lo que del texto se extrae es que las preparatorias y vocacionales "hacen" al alumno, lo cual es inaceptable, y equivaldría a equiparar a todos los alumnos que cursan el bachillerato o una licenciatura, sin tomar en cuenta que hay buenos, del montón, adoquines, y vagos profesionales. Así, la mentada "calidad de los egresados" es sólo un refuerzo para la argumentación, no un hecho comprobable: todos conocemos gente de amplia valía en nuestra universidad -como también la hay en el Politécnico-, y gente que no merece el lugar que ocupa, auténticos fósiles a los que debe realizarse ya la prueba del carbono 14 para saber qué son, de dónde vienen, y a qué se dedican, tras lo cual se sabrá que, para ellos, estudiar es lo de menos, comparado con la inapreciable posibilidad de mentarse "universitarios" mientras se dedican a la grilla, a la bebida, o a cualquier cosa no relacionada con el trinomio aula - calificación - título profesional. Por supuesto, vale recordar que también en las instituciones particulares hay gente de valor y gente indeseable; por tanto, ¿qué se intenta decir con eso de la "calidad de los egresados"? ¿Acaso no es todo producto del esfuerzo individual, sumado al trabajo de los profesores? ¿O vamos a creer en la teoría del caldero de brujas institucional?
El otro elemento es, asimismo, digno de analizarse porque, en su afán por denostar al gobierno "de la derecha" que a toda costa busca destruir la educación pública, se comete un atropello contra la gente que estudia en un Conalep, institución asimismo pública. La educación técnica es, desde esta perspectiva, un "engendro del neoliberalismo", el sitio del que saldrán los empleados de las maquiladoras que, a su vez, pagan sueldos miserables con el solo afán de saquear al país de sus riquezas. No digo que esto no sea cierto, pero ¿qué pasa si a la gente le da la gana ir a un Conalep? ¿Qué de malo tiene ser un estudiante técnico? Hay aquí, además, un problema grave de ignorancia: las personas que redactaron el mensaje olvidaron que, desde hace ya muchos años, estudiar en un Conalep es igual a estudiar en cualquier bachillerato y que, de desearlo el egresado, al concluir su formación técnica puede incorporarse a cualquier universidad, con el beneficio añadido de que posee un papel que lo acredita como técnico en "algo", y que por lo mismo podrá ganarse la vida por sí mismo si tal es, también, su deseo. Repito entonces la pregunta recurrente en este análisis: ¿cuál es entonces el problema? ¿Es malo formar bachilleres que, al mismo tiempo, posean una especialidad técnica? Si se hace caso a las estadísticas, se verá que los bachilleratos han dejado de ser, en un alto porcentaje, opciones propedéuticas para los estudiantes -esto es, que los preparan para el siguiente paso-, y se han convertido en opciones terminales al estilo gringo. Consecuentemente, si quien egresa de un bachillerato y no va a ingresar a la universidad -porque no puede, porque no quiere, porque el cerebro no le da, porque gana más haciendo otra cosa-, sabe ya hacer algo, está capacitado para ello, ¿no resulta hasta una opción conveniente? ¿Por qué denostar entonces al estudiante técnico? ¿Por qué crear una barrera entre el que dice, con total petulancia, "yo sí iré a la universidad", y aquél que entró a una escuela técnica? El mensaje dice claramente que no tiene caso crear instituciones tipo Conalep para que formen "profesionistas de segunda o tercera clase"; pensaré seriamente en difundir este mensaje a la gente del Conalep, a ver cómo le sienta ver que se le montan tales calificativos.
La parte restante del mensaje es un gran lugar común, donde se intenta probar algo que, bajo ninguna circunstancia, aparece con claridad, y que debería residir en la enunciación concreta de las medidas que el gobierno impulsa para llevar a cabo su malvado plan. Eso no aparece; en cambio, aparece la eliminación de la filosofía de los planes de estudio en el bachillerato... y nada más. A este respecto, valdría decir que las airadas protestas contra la sustracción de la filosofía carecen, desde mi punto de vista, de cualquier sustento, y demuestran que hay gente a la que le gusta pelear porque tiene espíritu de Mike Tyson, no por otra cosa. La propuesta de la SEP es clara: se ha establecido un programa que apela a las competencias del estudiante, mismas que se desarrollan transversalmente en la totalidad de las asignaturas. Más allá de si tal propuesta es viable o no, el punto medular aquí es que la filosofía, aunque no se enuncia de forma explícita, sí se involucra en la enseñanza. ¿De qué? De todo, desde matemáticas hasta historia, pasando por español y ciencias. La protesta, emitida incluso por la Facultad de Filosofía y Letras -faltaba más- deja ver que no se ha leído el modelo y, en caso de haberse echado un ojo al mismo, no se ha entendido en qué consiste, lo cual deja muy mal parado al Colegio de Pedagogía de la misma facultad, que debiera haber sido el encargado de traducir la jerga que impregna el programa a un idioma por todos comprensible. En resumen: hay una eliminación de la filosofía del cuadro de competencias básicas, pero no como área de estudio. Por decirlo de algún modo, se le ha incluido en todas las disciplinas denominadas "ciencias sociales", de forma similar a lo que ha pasado con la historia, la lógica, el civismo, la geografía, la literatura y la ética, hecho que también se observa del lado de las "ciencias exactas." No obstante, para la mente que en todo ve conspiraciones, la eliminación de la filosofía responde a la necesidad que tiene el gobierno de que la gente no piense, o a que los políticos desconocen la ética y la lógica. Buen argumento, pero tampoco se sostiene porque, de entrada, el modelo educativo de las preparatorias y las vocacionales es autónomo, es decir, les viene guango si la SEP quita la filosofía e incluye la astrología como materia obligatoria; segundo, porque lo mismo pasará en los bachilleratos estatales, que tampoco están sujetos cabalmente a los dictados de la SEP; tercero, porque las que sí se verán afectadas serán las instituciones privadas, ésas a las que, hipotéticamente, se pretende favorecer; y cuarto, porque en las vocacionales no se enseña filosofía, con o sin reforma al plan de estudios del bachillerato.
El último segmento del mensaje está encaminado, nuevamente, a demostrar ya no las ansias que tiene el gobierno de debilitar a la educación pública, sino su manifiesto interés por privatizar lo que tenga que ver con ésta. Para ello, introducen a quien, en fechas recientes, se ha convertido en un demonio típico: Fernando Sariñana, flamante director del Canal 11, cineasta y director, casualmente, de Todo el poder, cinta en la que golpea con saña al gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas y que, por ende, reparte palos contra quienes, hasta la fecha, gobiernan a la ciudad. Por si éste no fuera pecado suficiente, Sariñana se encuentra en el grupo de gente pública que apoya al gobierno federal, distanciándose al mismo tiempo de quienes le hacen el juego al legítimo, razón para que éstos no pierdan oportunidad de decir que, lo menos, es un mal cineasta, y lo más, que es un total incompetente. Más allá de lo anterior, el correo dice muy poco, e intenta probar que el canal será privatizado o, al menos, tendrá un enfoque más comercial, lo cual tampoco parece muy malo. El argumento básico reside en decir que "se eliminó el valiosísimo programa de Cristina Pacheco" como parte de tal complot. Honestamente, para la forma en que la Pacheco realiza las entrevistas, el modo en que induce las respuestas de todos sus entrevistados, y la forma absurda en que se entromete con el discurso del otro, no se ha perdido nada.
El cierre magistral... sí, lo han adivinado ya: "ni un voto al PAN este 5 de julio"; ¿por qué? Bueno, por las razones ya expuestas: vendepatrias, enemigo de la educación popular y, sobre todo, de los jóvenes, quienes tienen derecho a una educación digna y de calidad. ¿Quién firma? Mucha gente, cuyas identidades no son comprobables pero entre las que, para variar, debe haber "alguien real" al lado de Fuenteovejuna y sus secuaces.
Lo lógico sería decir, nuevamente, "anda, que esto es un camelo"; no obstante, el correo circula y circula, mientras yo siento pena por esos pobres que todo se lo creen, de todo tienen miedo, no saben leer y mucho menos razonar. ¿Se quejan de que se quita la filosofía porque se busca que la gente no piense? Vaya, pues valiente protesta entonces.
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo contigo. No tengo más que decirte. Tú los has dicho todo.
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